En las últimas décadas las administraciones, europeas y españolas, han lanzado diversos planes de acción, iniciativas y programas dirigidos al fomento de la sociedad de la información. Unas medidas que han incluido acciones dirigidas al ámbito educativo para aumentar los equipamientos tecnológicos, mejorar la conectividad de los centros, aumentar la formación en TIC del profesorado, mejorar la competencia digital del alumnado y la creación y utilización de contenidos digitales, entre otras. Esto, sumado a un optimismo generalizado sobre las potencialidades de las TIC para la educación y a la extensión de los modelos 1a1 por Europa e Iberoamérica, ha provocado un aumento significativo de las tecnologías en las aulas de los centros educativos. En España la política 1a1 se concretó con el programa Escuela 2.0 que no fue suscrito por la Comunidad de Madrid y como respuesta puso en marcha el proyecto de Institutos de Innovación Tecnológica. Esta investigación se ha centrado en analizar las políticas educativas TIC impulsadas desde Europa, España y la Comunidad de Madrid, así como en indagar sobre las opiniones, expectativas, valoraciones, limitaciones y conocimiento del profesorado respecto a la política TIC implementada en la Comunidad de Madrid, en identificar la formación, los perfiles profesionales y demandas formativas del profesorado implicado en el proyecto de Institutos de Innovación Tecnológica y, finalmente, en analizar las prácticas de enseñanza-aprendizaje que se realizan en el aula empleando las TIC, así como su potencial para promover cambios significativos en el proceso y los resultados de aprendizaje, en la motivación del alumnado y su competencia digital. El diseño de investigación combina una orientación cuantitativa y cualitativa con el objetivo de dar respuesta a los objetivos planteados. Los resultados muestran que la concreción del modelo 1a1 que se ha implementado en la Comunidad de Madrid ha provocado cierta apertura hacia un trabajo educativo menos transmisivo, hacia una competencia digital menos instrumental y ha incrementado la coordinación entre los docentes del centro, pero todavía no ha producido cambios sustanciales en las prácticas educativas, ni en el rendimiento del alumnado. Aun así el profesorado, a pesar de que se siente presionado, está comprometido con el proyecto, se sigue formado, buscando nuevas propuestas para llevar a las aulas y evaluando sus actuaciones para mejorarlas.
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