Introducción El Síndrome Metabólico, SM, es un conjunto de factores de riesgo que comprenden obesidad, OB, Resistencia a la Insulina, RI, hiperglucemia, dislipidemia, HTG, e hipertensión, HTA, asociados con el riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes mellitus de tipo 2.
Objeto Profundizar en la problemática nutricional de los niños con uno o varios componentes del SM y analizar la repercusión de la dieta frente de esta patología constituye el objeto del presente estudio.
Se evaluaron 366 niños de cinco colegios de la Comunidad de Madrid. Se analizaron datos antropométricos, sanitarios, dietéticos, hematológicos y bioquímicos.
Resultados y discusión Los niños evaluados presentaron un crecimiento y desarrollo adecuado para su edad y sexo.
Los niños con OB presentaron dietas más desequilibradas con un elevado consumo de carnes, pescados y huevos, un alto porcentaje de energía procedente de las proteínas y bajo de los hidratos de carbono. Los niños con OB presentaron altas cifras de los marcadores de RI, triglicéridos TG y PCR y bajas de HDL.
Los niños con cifras altas de TA presentaron una peor composición corporal y valores de insulina y PCR. La TAS se asoció con el HOMAIR y los TG mientras que la TAD con los ácidos grasos saturados y el HOMAIR.
Los escolares con HTG presentaron cifras elevadas de TAS un porcentaje alto de energía procedente de las proteínas, y cifras elevadas de insulina, HOMAIR, VLDL y retinol sérico.
Los niños con bajos niveles de HDL tuvieron un alto consumo de lácteos y una elevada ingesta de hidratos de carbono y azúcares sencillos. Las cifras de HDL se asociaron directamente con la glucosa e inversamente con la insulina y PCR.
El IMC, índice cintura talla y el porcentaje de grasa corporal fueron mayores en los niños con hiperglucemia. Se encontró una relación negativa entre la glucosa y las HDL, y positiva con la insulina.
Los datos antropométricos indicadores de OB y la TAS fueron mayores en los niños con hiperinsulinemia y RI. Los niños con hiperinsulinemia tuvieron un consumo de carnes, pescados y huevos mayor y los niños con RI menor de cereales. Los escolares con hiperinsulinemia presentaron un mayor porcentaje de energía procedente de los lípidos totales y de AGP y menor de los hidratos de carbono. Los niños con RI tuvieron una ingesta menor de manganeso.
Tanto los niños con hiperinsulinemia como con RI presentaron mayores cifras de TG y VLDL. Se encontró una asociación positiva entre la insulina y los TG, y negativa con las HDL. Se observó una asociación positiva entre el HOMAIR y la glucosa y TG, y negativa con las HDL. El hierro sérico fue más bajo en los niños con hiperinsulinemia y la PCR más elevada en los niños con RI.
Los niños con SM presentaron medidas antropométricas superiores que los que no presentaban SM. La dieta de los niños con SM presentó un mayor porcentaje de calorías aportadas por las proteínas y una mayor ingesta zinc. Los niveles séricos de glucosa, insulina, TG y VLDL fueron mayores en los niños con SM.
Conclusión Aunque la prevalencia de los factores que componen el SM es relativamente baja en el colectivo estudiado, los resultados obtenidos ponen de manifiesto que es necesario prestar atención a los mismos ya desde edades tempranas para prevenir la aparición de la enfermedad en etapas posteriores de la vida. En concreto, sería aconsejable un mayor control de la dieta y la situación ponderal teniendo en cuenta la elevada prevalencia de OB en los escolares españoles y su relación con los parámetros que constituyen el síndrome metabólico.
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