La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) es actualmente la causa más común de enfermedad hepática en el mundo occidental, afectando a un 20-30% de la población adulta en general. Es un problema creciente debido al aumento de la prevalencia de patologías que contribuyen a su desarrollo como la obesidad y el estado inflamatorio. El método de diagnóstico de referencia para EHGNA es la biopsia hepática, dificultando el seguimiento a grandes grupos de población durante un largo periodo de tiempo. Por ello, es necesario identificar herramientas de daño hepático no invasivas que faciliten su diagnóstico y su pronóstico. La principal base terapéutica es la modificación del estilo de vida a través de la dieta y el ejercicio. Este trabajo de investigación tuvo como objetivos: 1) evaluar la posible asociación entre un índice inflamatorio de la dieta (DII) con marcadores no invasivos del estado hepático en sujetos con sobrepeso/obesidad y riesgo cardiovascular; 2) evaluar la influencia de dos dietas con restricción energética sobre marcadores no invasivos de daño hepático en individuos con sobrepeso/obesidad y con criterios de síndrome metabólico tras seis meses de seguimiento nutricional, así como evaluar el papel de la fibra en las variables clínicas estudiadas; 3) evaluar la influencia de la pérdida de peso sobre el metabolismo de los lisofosfolípidos (LP) y el estado hepático en sujetos con sobrepeso/obesidad, así como proporcionar evidencia sobre la interacción del metabolismo de LP como un factor clave en el manejo de hígado graso no alcohólico y obesidad; 4) evaluar cambios en el FGF-21 tras seguimiento de una intervención de pérdida de peso y su posible interacción con otros biomarcadores inflamatorios de daño hepático; 5) evaluar el estado hepático mediante tecnología validada y comparar los resultados obtenidos mediante técnicas de imagen, marcadores sanguíneos de rutina y un test lipidómico con el resultado de la resonancia magnética (RM) en sujetos con EHGNA. En relación con el primer objetivo, los resultados muestran que el consumo de un patrón dietético antiinflamatorio podría contribuir a la reducción de la obesidad y las comorbilidades relacionadas, especialmente al abordaje de EHGNA mediante el diseño de patrones dietéticos personalizados y de precisión. En cuanto al segundo objetivo, se concluye que el diseño de patrones dietéticos con restricción energética y basados en el consumo de fibra insoluble y fibra proveniente de las frutas son una buena opción para el manejo de pacientes obesos con EHGNA. El tercer estudio evidencia una reducción en los niveles circulantes de LP después de una intervención dietética con restricción energética, así como su relación con marcadores del estado hepático (FLI, BAAT score) y la circunferencia de la cintura. El cuarto artículo muestra una reducción en los niveles de FGF-21 después del seguimiento de una restricción energética, así como la interacción con biomarcadores inflamatorios hepáticos, específicamente M30 y PAI-I. Finalmente, en relación con el quinto objetivo, los resultados muestran que la ecografía, un test metabolómico y un panel que incluye marcadores sanguíneos de rutina vinculados a resistencia insulínica, mostraron elevados valores de predicción utilizando como referencia metodológica la resonancia magnética, sugiriendo que estas herramientas podrían contribuir en el diagnóstico y pronóstico de EHGNA.
Non-alcoholic fatty liver disease (NAFLD) is currently the most common cause of liver disease in the Western world, affecting up to 20-30% of the general adult population. It is a growing public health problem, because of the increasing prevalence of the pathologies that contribute to its development such as obesity and inflammation status. The diagnostic method of choice for NAFLD is liver biopsy, but since it is a long-standing disease, it is difficult to follow large population groups through serial biopsies. Therefore, it is necessary to identify noninvasive liver damage tools that facilitate the diagnosis and prognosis of the disease and allow for the establishment of a follow-up protocol that prevents progression to severe stages of NAFLD. Moreover, the main therapeutic basis is the modification of lifestyle through diet and exercise In this context, this research work aimed: 1) to assess the possible association between a validated Dietary Inflammatory Index (DII) and specific dietary components with suitable non-invasive markers of liver status in overweight/obese subjects with cardiovascular risk; 2) to evaluate the influence of two energy-restricted diets on non-invasive markers and scores of liver damage in overweight/obese individuals with features of metabolic syndrome after six months of follow-up and to assess the role of fiber content in metabolic outcomes; 3) to assess the influence of weight loss on lysophospholipid metabolism and liver status in overweight/obese subjects as well as to provide new evidence regarding the interaction of lysophospholipids metabolism as a key factor in the onset and management of obesity-related diseases such as liver damage; 4) to analyze the response of FGF-21 after a weight loss intervention and the relationships with other putative inflammatory liver biomarkers; 5) to evaluate the fatty liver status by several validated approaches and to compare imaging techniques, lipidomic and routine blood markers with magnetic resonance imaging (MRI) in adults subjects with NAFLD. In relation with the first objective, the results of this chapter evidended that the consumption of an anti-inflammatory dietary pattern might contribute to the reduction of obesity and related comorbidities, especially NAFLD through precision nutrition guidelines.
Concerning the second objective, we concluded that the design of dietary patterns based on the consumption of insoluble fiber and fiber from fruits in the context of energy restriction is a good choice the management of obese patients suffering from NAFLD. The third chapter suggested a generalized decrease in circulating lysophospholipids (LP), particularly lysophosphatidylcholine, after a weight loss intervention in a population with metabolic syndrome features. Changes in fatty liver index, waist circumference and BAAT score revealed positive association with lysophosphatidylcholine score. The involvement of particular LP in liver metabolism and obesity merits further attention. The fourth chapter revealed that FGF-21 changes exhibit a great association with non-alcoholic fatty liver inflammation, M30 fragment and PAI-I, independently of weight loss. These findings suggest that FGF-21 is involved in the obesity-inflammation-liver process. Finally, in relation to the fifth objective we concluded that ultrasonography, a metabolomic test and a panel combination including routine blood markers linked to insulin resistance showed the highest associations with MRI, which is considered the gold standard for non-invasive liver fat content assessment, suggesting these tools could contribute to the diagnosis and prognosis of NAFLD.
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