En los últimos años, en Venezuela ha tenido gran auge la visión comunitaria, destacándose como un movimiento mundial que, por resaltar la dimensión social del ser humano, implica cambios en las diversas disciplinas del conocimiento. Por tanto, la orientación y el campo de acción de su profesionalidad, igualmente se sienten impactados, pues, por años, su labor se desarrolló en el contexto educativo y hoy emergen otros, entre ellos el comunitario. En correspondencia con esta exigencia, el diseño curricular de la Facultad de Humanidades y Educación (1995, 2011) de la Universidad del Zulia y el Ministerio del Poder Popular para la Educación (2009) lo establecen como espacio obligante de acción profesional, exigencia establecida desde 1975 por Carlson, quien afirmaba que el trabajo del orientador en el futuro estaría en la comunidad (citado por Moreno, 2008). Desde este contexto, han sido pocos los aportes empíricos, siendo hoy un momento propicio para generarlos. Actualmente, aunque la expresión “orientación comunitaria” se hace cada vez más común, surgen interrogantes en cuanto a sus implicaciones, como las siguientes: ¿a qué se refiere?; ¿qué relación tiene la orientación con la vida de la comunidad?; ¿Cuáles son las acciones a desempeñar por este profesional en dicho espacio? Las demandas de respuestas pueden justificar la pertinencia de esta investigación, dado que en Venezuela existen pocos antecedentes afines al tema, encontrándose solamente artículos científicos que contemplan reflexiones en el campo educativo, sin mayores precisiones teóricas y en la búsqueda informacional. En España, México y Estados Unidos existen trabajos enfocados en Orientación Comunitaria, exclusivamente hacia grupos minoritarios...
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